Capítulo 6: "Cásate conmigo"- Sing with me

CÁSATE CONMIGO

Pasaron meses para que Dariel y Nahyra pudieran volver a hablar, no porque no quisieran. Porque de ser así nunca se habrían peleado en primer lugar. Todo fue porque después de que ella se fuera del palacio su beca fue retirada y tuvo que regresar a su antigua casa y a su antigua escuela.
Todos la recibieron con los brazos abiertos. Eso era lo positivo de estar con personas de escasos recursos, porque ellos saben valorar lo poco que tienen.
Se introdujo a su habitación y sus padres le llevaron la comida hasta su cama pidiendo perdón por no haber ido a visitarla ni una sola vez cuando tuvo que mudarse a otro lugar.
—Lo siento mucho hija, pero es que estabas con tu novio y no creía oportuno llevar a tu padre hasta tu casa sólo para encontrarnos con la sorpresa de que él vivía contigo.
—Mamá, él no es mi novio ni vivía conmigo. Deja de sacar conclusiones precipitadas—exclamó Nay haciendo sentir incómoda a su madre.
— ¿Acaso terminaron? —su madre trataba de ser comprensiva, pero por más que se lo explicara o lo entendería porque ella sólo quería verla feliz de nuevo.
—Algo así ma, ahora no estoy de humor ¿podrías dejarme a solas por un momento?
—Por supuesto—se llevó la charola plástica con todos los alimentos.
Nahyra llevaba mucho tiempo sin comer  algo, sólo lo que le daban como almuerzo en el desayunador de la escuela y por lo que ella sabía de las demás personas, los alimentos no eran muy buenos que digamos.
Realmente toda la familia Venturi estaba preocupada por su hija y su rompimiento con ese chico que se veía tan amable y cortés, pero era evidente que eso sucedería por la diferencia de recursos económicos. No era como si de la nada un joven millonario  se fijaría en una chica pobre como su hija, esas historias de cenicienta sólo suceden ahí, en las películas y la televisión.
Así pasaban los días para Nahyra yendo y viniendo de la escuela. Ya no se presentaba al conservatorio de música e incluso sus canciones eran más melancólicas que de costumbre, porque antes su melancolía no era real, ahora todo lo podía transmitir de esa forma.
Para Dariel las cosas no iban mejor, él intentó romper su compromiso con Katherine y por eso se ganó un gran castigo y también el adelanto de la boda que en lugar de ser dentro de medio año se había dicho que sería en un par de semanas.
Escapar no había sido una opción viable por aquel incidente de la rama, pero por lo menos era lo último que podría intentar para huir de su desafortunado destino. Él quería estar con Venturi aunque ella no lo quisiera ver, pero la feria gastronómica quizás fuera la mejor opción para poder generar un encuentro con ella.
Nahyra recibió la invitación para ir al palacio con su familia y disfrutar de los diferentes platillos internacionales que se servirían. Aunque a ella no le causaba mucho entusiasmo el regresar ahí, debía admitir que a sus padres les había regresado la alegría en cuanto vieron el sobre del palacio.
«Querida familia perteneciente al territorio de Kouba, se le hace una cordial invitación para asistir a la feria internacional gastronómica de la cual seremos sede. Se servirán platillos de todos los países invitados y el cupo y consumo son ilimitados.
Adjunto a este sobre se encuentra el itinerario, gracias por su tiempo
Atentamente
La familia real de Kouba.»
Nahyra rompió el sobre y entonces cayó la hoja gruesa marcada con el horario.


El papel de esta tarjeta era demasiado fino como para dejarlo tirado sobre el suelo, es más, lucía lo suficientemente hermoso como para ponerlo detrás de la vitrina y todo estaba adjunto con la invitación.
De hecho todo había sido tan formal que sólo faltaba que enviaran a su casa un paquete con un traje para su papá y dos vestidos para ella y su madre.
—Deja de admirar la carta Nahyra, dame el itinerario—exclamó su madre y ella se lo pasó:
Todos se asomaron a ver el reluciente papel satinado y entonces su mamá estalló en gritos de emoción.
—Por fin el rey ha pensado en todos nosotros—exclamó aquella feliz señora que no paraba de dar saltos de emoción y gritos alrededor de toda su casa.
Nahyra no quería estar en ese evento porque seguramente iría más de la mitad de toda la población cercana al palacio, además, estaba el hecho de que seguramente tendría que ver a sus antiguos amigos del Special Art College incluyendo al príncipe Cosustta.
Muy a su pesar su familia ya estaba haciendo los preparativos para el día del evento aunque aun faltara un poco menos de la semana, además de que la tomaban en tiempo de vacaciones también habían vacaciones para los empleados en ese día.
Todo en el palacio estaba preparado. Dariel tenía su propio itinerario de eventos en los que sobresaltaba con un marca textos la “hora de la verdad” ubicada exactamente después de su presentación como parte del talento del Special Art College.
Sería el momento en el que le anunciara a todo el pueblo de Kouba que renunciaba a la corona por el amor de una plebeya, si ese era el único método para que su padre lo dejara estar con Nahyra Venturi lo haría y al mismo tiempo esperaba que sus padre hubieran recibido el itinerario correcto porque no todos recibieron el que terminaba a la una de la madrugada. Él quería que su familia estuviera ahí para pedir la mano de su hija cuando estuvieran en auge los fuegos artificiales.
La espera estaba matando a ambos. El día decisivo se acercaba hasta que por fin quedaba un día más para volverse a encontrar.
—Antoni, necesito que me hagas un nuevo favor—llamó Dariel en su tiempo libre dentro del colegio.
—Dime Dariel ¿ahora qué necesitas?
—Que dejes a Venturi en paz, quiero pedirla en matrimonio, te ruego que la dejes—imploró esperando la compasión de su amigo.
—Lo siento, yo la amo y estoy seguro de que el sentimiento es mutuo, además, tú estás comprometido con Kate—él había comenzado a ver a la verdadera Nahyra el día que la vio enfundada en ese hermoso vestido dentro del palacio de su amigo o más bien de su rival.
—Antoni no lo hagas, voy a renunciar al trono por ella—eso era lo último que podía decir porque sabía que si él se lo proponía, conseguiría quedarse con Nay.
—Te dejaré el día del evento, pero eso no va a evitar que esté en la feria—le hizo un guiño en símbolo de reto y la pelea comenzó.
Dariel estaba determinado a recuperar a Nahyra costara lo que costara, así tuviera que renunciar a todo su dinero y mudarse con ella y sus padres lo haría, todo por estar a su lado. Sólo faltaba que ella pensara de la misma forma en la que él lo hacía.
Y nada estaba más alejado de la realidad porque Nay estaba seleccionando el peor vestido de los tres que poseía en su armario.
Había uno rosa y esponjado, otro azul entallado y provocador y un tercero en tonos verdes, uno normal que no llamaría jamás la atención. Su madre le recogió el cabello en un chongo con un hermoso tocado de flores amarillas e incluso su padre le compró las zapatillas doradas que habían visto la última vez que fueron a pasear al centro de la ciudad.
—Date prisa Nay porque se hace tarde—llamó su padre mientras llamaba por teléfono a un taxi.
—Enseguida voy—se retocó el lápiz labial y lo guardó en su pequeño bolso.
El viaje fue demasiado incómodo porque no paraban de hablar sobre la familia real y la futura boda del príncipe con la princesa Katherine de Farstenburg, era la noticia del momento y por lo tanto no había forma alguna de evitar el tema.
El único pensamiento egoísta que estaba en la mente de Nahyra era un “yo le di su primer beso” y eso aligeraba un poco la noticia. Sólo que le hubiera gustado estar consciente en el momento en el que todo sucedió.
Lo que a ella le interesaba era ver a una cara conocida ahí dentro para no tener que ir con los alumnos del SAC.
—Apellido—preguntó un hombre de aspecto malvado cuando ellos se estacionaron enfrente de las puertas del palacio.
—Venturi.
—Den vuelta a la derecha y ahí está su estacionamiento.
A Nahyra le parecía en extremo exagerado, estaba bien que invitaran a todo Kouba, ¿pero reservar un lugar para cada familia?, eso era presumir sus alcances económicos al resto de la población y alardear sobre el asunto de su posición social.
Se fueron directo al estacionamiento y entonces se decidieron por entrar al evento. Ahí dentro estaban varias personas yendo y viniendo de todas partes para recibir a los invitados.
Ahí dentro Nahyra pudo reconocer a la mujer de la servidumbre que la había presentado como Katherine la princesa, obviamente debía evitarla si quería seguir ahí dentro.
Continuó observando cada rincón del palacio que no había observado cuando estuvo ahí por última vez hasta que sus ojos se encontraron con los de Antoni, quien sólo logró sonreírle y siguió charlando animadamente con sus amigos del colegio.
— ¿Apellido? —preguntó una mujer regordeta.
—Ve…Venturi—respondió nerviosa.
—Pasa, pasa por aquí te he estado buscando—y la llevó a empujones hacia uno de los cuartos del palacio—. Vamos señorita, póngase ese vestido.
Nay no tuvo otra opción mas que introducirse al baño y obedecer a la mujer. El vestido era el mismo que había usado en su última noche dentro del palacio y de igual forma los zapatos, el maquillaje sobre la mesita…todo, absolutamente todo estaba idéntico a la última vez que puso un pie en ese palacio.
Dariel lo había recordado todo, cómo no iba a recordar el brillo labial que le había traído tantos problemas o el vestido que le había dado a Nay para sustituir su disfraz de vagabunda. Cada detalle de ese día estaba guardado como una fotografía dentro de su mente. Quería verla exactamente igual para que todo fuera idéntico obviamente omitiendo la parte en la que le confesaba su plan con Antoni.
Estaba esperando fuera de la habitación cuando por fin ella salió y entonces él la abrazó sin dejarla reaccionar. Estaba más que feliz de que todo lo ´planeado no hubiera sido en vano, si lo hacía por ella lo terminaría todo así tuviera que perderlo todo.
—Ya basta príncipe, usted está comprometido—lo hizo a un lado de un empujón y ella caminó hacia afuera con calma, no quería que él viera cuánto le afectaba el volver a verlo.
—Nahyra por favor basta, sólo te pido que te quedes al evento y que por nada del mundo le digas si a Antoni, prométeme que no dirás si nunca a Antoni y te dejaré de molestar hoy.
—Te lo prometo, pero yo tengo…debo ir con mis padres.
— ¿Ellos han venido?
—Debiste verlos, estaban emocionados por el evento de hoy, gracias Dariel, los has alegrado…ok, se que la idea de invitarnos fue tu idea—confesó.
Por fin ellos pudieron cruzar palabra sin que el pasado los interrumpiera, por un pequeño momento sólo eran ellos dos y nadie más importaba en su pequeña y personal burbuja de cristal.
—Si te casas con ella se enterará de que ya diste tu primer beso—susurró Nahyra antes de ir de regreso con sus padres.
Dariel comenzó a planear una venganza en caso de que el plan fallara y entonces ese chisme fuera a parar a los oídos de Katherine o de su padre, lo habían vigilado las veinticuatro horas como para que el ya hubiera dado su primer beso y nadie se hubiera enterado.
La fiesta dio inicio con la presentación de todas las familias invitadas, entre las cuales relució el apellido Venturi porque incluso los alumnos del Special Art College que estaban ahí comenzaron a aplaudirle en cuanto los llevaron a su mesa,
La comida estuvo deliciosa, en su mesa sirvieron comida de Centroamérica, en su mayoría platillos mexicanos donde destacaban los tacos dorados de pollo y de papa con salsa y crema encima, enchiladas, mole, todos los platillos eran tan coloridos y suculentos que ella olvidó sus modales y se puso a comer hasta que Dariel pasó cerca y le dio un pequeño golpe en la cabeza para que se comportara.
Si el rey la veía comer de esa forma tan poco convencional seguramente jamás apoyaría su decisión, con que ella supiera comportarse como una dama bastaba.
Las horas pasaron y la mayoría de los invitados comenzaron a retirarse después de la comida. Según el programa aún faltaba el concierto baile, el concurso de música en el que Nahyra a se había inscrito sin importar que el príncipe, Antoni, Katherine e incluso dos de sus amigas de su misma escuela lo hubieran hecho también.
Cuando el palacio quedó semi vacío llegó la hora decisiva de actuar para Dariel y las horas más confusas para la familia Venturi.
—Señorita Nahyra Venturi—dijo un hombre que estaba sobre el escenario—Nahyra Venturi, se necesita su presencia en el ala norte del palacio.
Los padres de Nay no dejaron de animarla a levantarse hasta que todas las miradas estuvieron sobre ellos y entonces Nahyra se vio obligada a asistir. Cuando caminaba por los pasillos todos la saludaban con una enorme sonrisa y ella les respondía con una inclinación.
— ¡Becka! —gritó Nahyra en cuanto vio a su compañera de trabajo y amiga parada enfrente de las puertas.
—Nay, aquí te espera una gran sorpresa—fue lo único que dijo y entonces se abrieron las puertas de esa habitación.
No podía ser mejor, todos los objetos que habían sido comprados en la tienda de la biblioteca estaban ahí dentro con un enorme sobre del tamaño de Nahyra. Ella no dudó en abrirlo y leer su contenido.
«Todos estos artículos y esta biblioteca son propiedad de los niños de Kouba»
Eso era todo lo que contenía la carta, pero esas palabras hicieron que ella soltara unas lágrimas arruinando por completo la apariencia fuerte que había estado llevando en todo el evento.
—Eres un idiota Dariel—murmuró Nahyra al tiempo que comenzaba a sonreír de pura y genuina alegría—, me has engañado nuevamente.
—Esa no era mi intención—y el príncipe hizo su gloriosa entrada—. Pero no hablemos de eso, necesito que salgas conmigo en…un minuto exactamente.
— ¿Por qué en un minuto?
—No hay tiempo, vamos.
Dariel estaba concentrado y lleno de determinación e n lo que haría, le daría a Nay su primer baile y la noticia estaría más que clara, se suponía que ese baile estaba reservado para realizarse con su prometida. De verdad esperaba que su padre comprendiera el mensaje.
—Dariel, deberías bailar con Kat…
—Nada, yo quiero bailar contigo y así lo haré.
Y así pasaron la noche, bailando y bailando hasta que por fin dio inicio el concurso de música y todos corrieron escenario arriba.
Ahí arriba estaba el problema del plan, debería anunciar ante todos que abandonaría la corona para casarse con una plebeya, el rey, los padres de Nahyra, Antoni, Kate…casi media población de Kouba escucharía la noticia.
Pasaron los participantes y al final Nay pasó con micrófono en mano para interpretar la canción “La vie in rose” en piano, como era de esperarse. Fue evidente quien ganó aunque no había pasado ni la mitad de la canción, pero ella ya tenía al público en la palma de la mano.
—Creo que sabemos quién es la ganadora, el premio por favor—exigió Dariel y entonces un hombre alto pasó con un cojín sobre el cuál reposaba una cajita amarilla que le fue entregada a la ganadora, a Nahyra Venturi.
Todos se quedaron anonadados esperando a que ella abriera la cajita, pero entonces Dariel la detuvo.
—Antes de que ella termine necesito hacer un anuncio a todo el pueblo de Kouba…hoy…hoy se quedan sin príncipe y lo siento mucho. He de renunciar a la corona si quiero ser feliz al lado de la persona que amo—los murmullos comenzaron en todo el salón—, y me temo que deberé tomar esta medida, Nahyra, abre esa caja.
Las manos le temblaban y la vista se le nublaba con las lágrimas que pedían salir a gritos, Cuando por fin recuperó la fuerza, abrió la caja y tres piedritas comenzaron a parpadear y destellar bajo las luces del salón. Un anillo, el premio era un anillo de oro blanco con una nota musical hecha con tres diamantes.
—Nahyra Venturi, ¿aceptarías ser mi esposa? —un enorme suspiro de sorpresa llenó el silencio que yacía en ese momento.
—Quiero, quiero vomitar—fue su única respuesta y huyó en busca del baño.
Nauseas, nauseas, nauseas, de todas las cosas que lo pudieron haber pasado, debían ser nauseas y tenía que admitirlo en público. Encontró el sanitario para damas y se introdujo de inmediato para expulsar la deliciosa comida mexicana que había ingerido. Todo un desperdicio.
Una vez que se tranquilizó comenzó a llorar porque ahora todo tenía sentido, él había planeado toda la feria por ella, porque quería llegar hasta ese punto y lo peor de todo era que lo había logrado porque él realmente la conocía. Si no fuera así cómo se explicaba entonces que su plan funcionara.
La risa histérica de nervios comenzó a salir y entonces corrió de regreso al salón para dar su respuesta sin importar lo que Katherine le hiciera o lo que el rey y sus padres pensaran, ella debía dar una respuesta antes de que dieran por hecho que ella lo había dejado solo.
—Yo…no sé qué decir…Ariel, eres un idiota ¿lo sabes? —volvió a reír y entonces encendió el micrófono—, Dariel eres un idiota, arrogante y quizá la persona más inocente e infantil que pueda conocer, pero eres MÍ idiota, infantil e inocente príncipe…bueno, ahora supongo que sólo eres un chico más pero sí, con gusto me casaría contigo…en un par de años claro, somos jóvenes y no me urge un compromiso por el momento.
Todos rieron y disfrutaron de los fuegos artificiales mientras Dariel y Nahyra trataban de actuar normales ante esa situación.
—Sé que quieres besarme—murmuró Nahyra en un momento de distracción del príncipe.
—Claro que no, yo no lo haré esta…—no pudo terminar su frase porque Nay tomó ventaja y le plantó u beso. Después de todo se lo debía por aquella ocasión con la fiebre. Era su forma de pago por todas las dificultades que le hizo pasar.
—Te amo—murmuraron al unísono y entrelazaron sus dedos tomados de las manos.

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