Capítulo 2 Aivan- Sangre Real

AIVAN

Presentaron a la feliz pareja
—La princesa Jinohra de Newry y el príncipe Aivan de Lisburn—dijo el presentador del palacio de la familia de Jinohra y ella apretó su agarre alrededor de mi brazo enterrándome las uñas y provocándome un gesto de dolor
—Perdona—susurró mientras descendíamos de las escaleras a paso lento
—Tu padre me va a matar por esto—susurré—obsérvalo
Jin giró discretamente su cuello para mirar a su padre y se tensó al mirar en aquella dirección
—Estoy muerta—murmuró.
El rey tenía toda su mirada cubierta de un odio profundo. Podría jurar que se le notaban las venas en la sien y que estaba apretando los dientes para no abrir la boca.
Mínimo ya me había dado a notar con él
—Dejen que la feliz pareja nos de unas palabras de bienvenida a todos sus invitados.
Enseguida le cedieron el micrófono a Jinohra, quien lo recibió con una mirada de asco, como si al tocarlo contrajese una enfermedad mortal
—Bienvenidos sean todos al reino de Newry—murmuró ante el micrófono y la multitud que nos acompañaba se alzó en vítores y aplausos—estamos realmente agradecidos de que hayan podido acompañarnos a mi prometido, el príncipe Aivan de Lisburn y a mí—giró a sonreírme con la misma cara de sorpresa que yo tenía.
“Prometido”, aquellas palabras sonaban tan horribles dichas por ella, me recorrió un escalofrío la columna vertebral apenas y fueron pronunciadas por ella
—Así que esperemos y disfruten de nuestra fiesta—concluyó y el presentador hizo unas señas para que me pasara el micrófono
—Uhm… ¿hola? —Susurré nervioso—como lo ha mencionado la princesa Jinohra—dudé—es decir mi prometida—todos rieron en el salón haciendo que me relajara un poco más mientras Jin fruncía la boca con desagrado—les damos la bienvenida y que disfruten de toda la fiesta.
Giré a dejar el micrófono y alguien entre la multitud levantó la mano como si estuviera en una escuela para pedir la palabra
— ¡Disculpe! ¿En verdad conoce a la chica con la que contraerá nupcias? —gritó con descaro.
Retomé el micrófono y giré a observar si la pregunta era dirigida a mí
— ¿Me habla señorita? —pregunte señalándome y ella asintió—disculpe, más respeto a mi prometida por favor, es una princesa y debes tratarla como tal—contesté a la defensiva—y respondiendo a tu pregunta sí, la conozco perfectamente—me giré a ver a Jinohra para aumentar el dramatismo del momento—y estoy completamente enamorado de ella—Jinohra no pudo evitar sorprenderse por mis palabras que obviamente, eran puras mentiras
— ¡Beso, beso, beso…!—aclamó la multitud que nos acompañaba esa noche
—No lo hagas—susurró Jinohra con una seria mirada
—Es solo un beso—repliqué
—No he dado mi primer beso y no pienso dártelo a ti—confesó irritada
—Pero se vendrá abajo todo el drama—discutí.
La multitud esperaba aquel beso y tenía que dárselo con o sin su consentimiento. Pero vi cómo sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y unas cuantas rodaron por sus mejillas.
En ese justo momento las personas guardaron un incómodo silencio y me quedé petrificado frente a ella
—Perdona—susurré mientras la tomaba en mis brazos—no era mi intención lastimarte—besé la cima de su cabeza con ternura mientras ella temblaba entre mis brazos
—No—gimió—no fue tu intención—y volvió a lloriquear
Las personas comenzaron a incomodarse por la escena en que se había convertido lo que sería nuestro primer beso como “pareja”
—Disculpen, pero Jinohra no se siente bien, me temo que debemos retirarnos—la llevé escaleras arriba abrazándola por los hombros.
Llegamos a la puerta de su habitación y traté de abrirla pero estaba cerrada, así que introduje la llave que hace unos instantes me había dado el rey para abrir la puerta trasera de la bodega y ocultarnos hasta que la situación mejorara
— ¿Te encuentras bien?
—Algo—se limitó a contestar.
Se cubrió el rostro con el cabello para evitar que la observara y respeté su privacidad saliendo de la bodega.
Di la vuelta dispuesto a salir y ella tiró de mi camisa haciendo que cayera al suelo de sentón con ella
—No me dejes—susurró y se abalanzó abrazándome por el cuello.
Me quedé inmóvil por su acción, no me esperaba aquello, pero por respeto me quedé sentado con las rodillas flexionadas hasta mi pecho y abrazándola como si fuese una niña.
Pronto los sollozos se hicieron entrecortados y su respiración se suavizó.
Igual que mi hermana Emy cuando lloraba, ella se había quedado dormida en mis brazos, lo que me dificultó ponerme de pie.
Intenté una y otra vez sin éxito y decidí quedarme tumbado en aquel estrecho lugar. Estaría agradecido si no me diera claustrofobia después de esto.
—Hey Jinohra, despierta—moví su cuerpo para despertarla pero ésta solo gimió
—Déjame descansar otros cinco minutos—ahogué una risa cubriéndome la boca
—Nos están esperando abajo y más vale que vayamos o tu padre no dudará en matarme—me puse de pie y le tendí la mano para que la cogiera
—Está bien, enseguida bajo, adelántate—musitó adormilada y me dispuse a salir.
Cerré la puerta y caminé escaleras abajo encontrándome con Cassidy en mi descenso
—Hola Aivan, buena fiesta—musitó
—Hola Cass, que gusto que te agrade, yo ya no soporto todo esto
—Bellas palabras, me conmovieron—se llevó una mano al corazón con gesto de ternura y ambos reímos
—Sabes que todo esto es mentira, pero el llanto de Jinohra no
— ¿Dónde está ella?,  todos piensan que ustedes…bueno, ya sabes que suponen—parecía incómoda cuando lo dijo
—No te preocupes, solucionaré todo esto cuanto antes—culminé mi plática con ella.
Bajé por completo las escaleras para encontrarme con Emy, quien estaba bailando cómodamente con mi mamá
—Madre, me permites un segundo—llamé y Emily se vio obligada a prestarme a su mamá por un momento
— ¿Qué sucede?
—Es Jinohra, se encuentra mal allá arriba y no puede bajar ahora, cómo puedo terminar todo esto sin ser descortés
—Es simple, ya no vuelvas, sube y yo me encargo de todo—´sonrió y comencé a caminar escaleras arriba.
Al subir los escalones casi me caigo al pisar la esquina de uno de ellos, pero afortunadamente Jinohra estaba bajando y pudo alcanzar mi mano para impedir mi humillación pública
— ¿A dónde vas? —interrogó Jin
—Arriba, ya acabará la fiesta y no quiero despedir a todos
—Debemos ser buenos anfitriones—reclamó con ira en su rostro
—Después del espectáculo que dimos no creo que nos consideren unos “buenos” anfitriones precisamente…
—Y en todo esto ¡¿dónde está tu maldita imagen?! —gritó a la vista de todos
—Estás haciendo otro espectáculo—susurré tratando de calmarla
— ¡No me hables de espectáculos Aivan! —volvió a gritar como si quisiera tener la atención de todos.
Observé que las parejas que ya se estaban retirando regresaron para poder ser testigos de aquella pelea.
—En verdad esto es incómodo Jinohra, por favor tratemos esto solos—murmuré
— ¡Déjame…!—entré en pánico y la besé callándola así y dejando que sus palabras se disolvieran en mis labios como un simple gemido. Sabía lo que había hecho y probablemente jamás me lo perdonaría, le había robado de esa manera su primer beso.
Pero entonces ¿por qué no se detiene?, ella sigue besándome como si al separarnos nuestras vidas acabaran.
—Espera…un…momento—dijo aún contra mi boca.
Nos separamos para que pudiera respirar.
La multitud estalló en gritos y cumplidos para la “feliz pareja”. Cassidy bajó corriendo las escaleras hasta encontrarse con nosotros y nos apresó en un furtivo abrazo.
— ¡Que vivan los futuros esposos! —Gritó dejándome con los tímpanos zumbando—muchas felicidades—chilló dando saltos de alegría
— ¿Estás borracha? —interrogué a Cassidy
—No, sólo necesitan un pequeño empujoncito—nos guiñó y bajo rítmicamente los escalones animando así a nuestros espectadores.
Me quedé observando sus movimientos y cómo reaccionaba mi madre ante mi acto. Se giró a verme y nuestros ojos se encontraron produciendo en su rostro una enorme sonrisa de satisfacción.
Mientras que el rey seguía perforándome con la mirada logrando enviarme nuevamente aquel escalofrío tan tenebroso.
—Tu padre no deja de vernos así, me retiraré—susurré a Jinohra
—Haz lo que quieras, yo pienso divertirme un momento—comenzó a bajar mientras yo subía, y arrepentido, bajé corriendo a alcanzarla.
— ¿Qué haces? —riñó

—No tengo ni la menor idea—admití tomándola por sorpresa.

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