EPÍLOGO- Corazón de hielo

EPÍLOGO

Por fin se están revelando los resultados de cada uno pero estoy llorando y me es imposible saber cuánto hemos sacado nosotros.
— ¿Salimos bien? —pregunto tratando de concentrarme en el tablero.
—Eso parece pero para serte sincero no quiero ver los resultados—respondió y tomó mis manos entre las suyas—, pero pase lo que pase estaré orgulloso de ti, porque aunque Matthew no vino hiciste tu mayor esfuerzo en esta competencia…
— ¿Qué quién no vino? —preguntó Matthew con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón de vestir.
Me quedé observándolo, era como si todo estuviese en cámara lenta y yo no pudiera reaccionar.
—Que pasó Verónica ¿te he dejado sin habla? —interrogó con total descaro y lo golpeé cariñosamente en el hombro cuando por fin me levanté.
—Matthew—lo abracé por la cintura y enterré mi cabeza entre el espacio que había entre su cuello y los hombros—. La respuesta es…
—Pasen todos los participantes para anunciar a los ganadores—anunciaron los altavoces interrumpiendo mi decisión.
Marc me tomó de la mano para alejarme de Matt e ir a la pista con los demás concursantes. Entre todos hicimos una pequeña demostración de los diferentes movimientos básicos en una rutina de patinaje y regresamos con nuestros respectivos entrenadores y compañeros de zona.
—Los ganadores del tercer lugar son—la música de Smooth criminal comenzó a hacer eco y con esto vino la primer sorpresa de la noche— Chelsea Johnson y Max Lurning.
¿Ellos en tercer lugar? Bueno, era ahora cuando ya me sentía una completa perdedora. Ya estaba consciente de que lo había hecho mal, pero esperaba como máximo el tercer lugar y el hecho de que ellos estuvieran en esa posición me hacía pensar que yo debí quedar en el sexto o quizá quinto lugar.
—El segundo puesto es para Desiré Holt y Carlos Sabán—pusieron de inmediato la canción de “Call me maybe” y ambos pasaron a recibir sus medallas con un pequeño premio por el que todos los estudiantes habíamos aportado cierta cantidad.
—Y el ganador de este concurso Estatal de patinaje artístico sobre hielo es Nathaly Evans y Thom Braslant—la música de Fairytale de Enia se hizo presente y todos estallamos en gritos y aplausos.
Muy bien, este no era el fin del mundo ¿cierto?, aún tenía toda una carrera dura por delante y el hecho de que no haya ganado nada no significa que realmente haya sido mala, sólo era que los demás fueron lo suficientemente buenos como para alcanzar las altas expectativas de los jueces.
La primera en ir a verme fue mi madre, ella estaba en peor estado que yo, ella quería que yo ganara a pesar de que odiara el hecho de que pusiera el patinaje antes que los estudios.
—Vero no te preocupes—me abrazó y comenzó a frotar mi espalda como si fuese un bebe al que debían consolar porque se golpeó al tratar de correr—, estuviste perfecta y todos lo sabemos—comenzó a murmurar hasta que se le partió la voz y las lágrimas se regaron por mis hombros.
Oh Dios ella estaba llorando y yo ni siquiera tenía rastro alguno de querer hacerlo.
—Estoy muy bien ma, esto no significa que deba rendirme—ella me tomó por las mejillas y me dio un beso en la frente.
—Lo siento cariño, es que esto fue tan injusto, pero debo ir a trabajar, aunque sea con toda esta furia pero debo irme—se despidió y se fue.
—Verónica—mis amigos abrieron un pequeño hueco entre la multitud para sacarme de las gradas y llevarme hacia la oficina de la instructora.
— ¿Qué sucede? —entere todos sacaron un pastel que decía “felicidades por tu esfuerzo” con un par de velitas encendidas en medio.
—Felicidades Vero, te lo mereces—dijo Nick mientras me abrazaba.
—Hey chico, aléjate unos centímetros más de ella—murmuró Matt disimulando con una repentina tosecilla. Nick se hizo a un lado dándoles espacio a Marc y a Shannon para que me felicitaran.
— ¿Y tú qué Matthew Conors?, ¿No vas a felicitarla? —preguntó Shannon con una sonrisa malvada en ese indefenso rostro.
—Felicidades Verónica—me abrazó y yo hice un esfuerzo monumental para no besarlo en ese instante.
Nos servimos de inmediato el pastel en unas servilletas que encontramos dentro de la oficina y comimos como si no hubiera un mañana.
Al terminar todo el festejo Matthew se ofreció a llevarme a casa. Casi olvidaba que le debía la respuesta.
—Matt con respecto a la respuesta yo…
—Lo sé Verónica, soy un poco mayor que tú y si dices que no estoy seguro de que te arrepentirás en un par de años e irás a buscarme—rió y traté de imitarlo sin éxito—, la verdad es que ahora no me importa mucho lo que me digas, al ver la sonrisa que invadió tu rostro en cuanto nos vimos supe que dirías que sí…
—No.
— ¡¿Qué?! —gritó deteniendo de golpe el auto.
—Eres un maldito arrogante Matthew, es obvio que te iba a decir que sí pero arruinaste la sorpresa.
Él me sonrió y en un movimiento para bajar del auto hizo que me cayera directo en sus brazos para estrujarme contra él y darme un beso arrebatador.
—Wow, ahora sí te puedo decir que este beso fue perfecto.
— ¿Comparando con?
—Con un chico que fue mi novio por un par de días y que después me dejó por otra, pero se ha dado cuenta de su error y quiere regresar conmigo tú qué dices, ¿lo dejo regresar? —pregunté en un tono juguetón.
—Creo que es buena idea dejarlo regresar, no creo que el pobre hombre aguante mucho tiempo sin ti—volvió a reír y esta vez me llevó a casa como una pareja normal.
—Por cierto—agregó—, creo que ese corazón de hielo por fin se ha derretido ¿no?
—Ya lo creo—sonreí y me introduje a casa después de darle un largo beso.

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