Entrenamiento- Corazón de hielo

Entrenamiento

Llegué empapada en lágrimas y sudor mientras trataba de ocultar mi rostro entre el cabello, no tenía la más mínima intención de levantarme del sillón para ensayar pero debía hacerlo, él no tenía el derecho de provocar que los ánimos se me bajaran y mucho menos que yo decepcionara a todos esos niños que esperaban sus regalos, ellos no tenían la culpa de mi tan tonta inestabilidad sentimental.
Salí disparada a dejar los regalos, quizá hacer ejercicio en la tarde me animaría además necesitaba esa energía para el ensayo con Marc pues ya teníamos media rutina bien establecida. Después de tanto drama nos decidimos por una melodía en violín y piano. “Tokio et Paris” interpretada por Emiri Miyamoto, ni yo tenía la más mínima idea de quién era ella hasta que la escuché en un comercial y por suerte mi madre lo sabía.
La historia que representaríamos sería de una joven pareja que se conoció en un lugar cualquiera mientras ambos se topaban por accidente, después de unas cuantas citas aceptan salir como “prometidos” pero algo hace que ella inevitablemente deba irse a su lugar de origen y entonces lo deja sólo en espera de que algún día ella regrese, los años pasan y él no tiene noticias de ella por lo que decide iniciar su vida desde cero, como si ella nunca lo hubiese conocido, entonces acude de forma inconsciente al mismo lugar donde se toparon y entonces el destino repite la misma escena, se vuelven a topar y se casan.
Corrí y corrí hasta donde mis piernas soportaron y decidí caminar lentamente mientras repensaba los pasos de nuestra representación, debería ser perfecta si quería competir contra Matthew Conors y la chica cuerpo-de-bailarina que la haría de su pareja.
Llegué al centro y ya estábamos las tres parejas listas para el primer ensayo oficial pero antes que nada, los juguetes deberían ser puestos dentro del contenedor. Me acerqué poco a poco y lancé mis juguetes. Ya sólo una semana para poder ir a entregarlos.
Nos acomodamos en fila mientras observábamos a los novatos ir y venir tratando de dar saltos, de hacer bien las vueltas, y uno que otro chico que caía a la dura pista de hielo porque no se equilibraba.
—Señorita Praxon, demuéstrenos cómo se hace una secuencia de Ángel —inmediato me puse al frente mientras todos me observaban, tomé impulso y mientras me movía en línea recta elevé la cuchilla hacia atrás y patiné sobre u solo pie. Bueno, deberían empezar por lo básico. Solté el aliento que había estado conteniendo y me puse a un lado de la instructora.
— ¡Bien hecho Vero! —gritó Marc apoyándome mientras me reincorporaba a la fila.
La instructora fue hacia nosotros para comenzar a darnos indicaciones.
—Esta vez practicarán frente a ellos para que vean lo que pueden hacer—se fue de inmediato a decirles a sus alumnos que abandonaran la pista para que nos viera actuar en exclusiva para las competencias Estatales.
—Eh Vero—pronunció Matthew provocando que la sangre se me congelara—, espero que te salgan bien las cosas—sentenció y se fue hacia el primer acceso de la pista.
— ¡Chelsea, Max, a la pista ahora! —espetó la instructora mientras se preparaba para poner su pista.
Moría de ganas por saber qué pista reproducirían y me sorprendí al ver que eligieron “Smooth criminal” de Michael Jackson para hacer su rutina, típico de Chelsea, robar las ideas para después hacerlas suyas. Sonreí con suficiencia mientras comenzaba a atar mis viejos patines, por nada del mundo utilizaría nuevamente los que Matthew Conors me había obsequiado.
Ellos comenzaron a trazar arte sobre la pista ¿cómo podía ser tan flexible en movimiento? Ya era más que obvio el por qué no le podía ganar y lo que pasa es que ella era profesional. Ella no se enamoraba de su pareja, simplemente lo aceptaba y trazaba sus límites. Me dolía aceptarlo pero era la verdad y una parte de mí necesitaba decirlo para estar feliz y sentirme con más ganas de superarla y así poder superarme.
—¡Verónica, Marc a la pista! —no nos dio tiempo ni de dirigirnos la mirada pues la pista ya estaba sonando, las primeras notas del violín indicaban el momento de nuestra entrada triunfal.
Me coloco en un extremo y él en el contrario, comenzamos a patinar hasta acercarnos y fingir que nos topamos, hago como que voy a caer de espaldas y él me ayuda a levantarme mientras salimos velozmente hacia el extremo del que salió. Doy un par de vueltas y él me toma por la cintura para hacer la primer lanzada, afortunadamente no caigo al hielo. Continuamos haciendo una especia de “vals” sobre el hielo, me toma de las manos y asiente, sabe que viene lo más complicado de todo. Vamos patinando juntos hasta que él me alza en sus brazos y gira conmigo en el aire, se desestabiliza al caer y por un segundo pienso en la forma de hacer de mi impacto lo menos doloroso posible. Pero no caemos. Este es el momento en el que yo me separo y comienzo a hacer un par de axel y algún lutz mezclados. Me hago un ovillo en la pista mientras giro con demasiada velocidad que creo que expulsaré la poca comida que está en mi estómago. Llega el momento del final y no tenemos ni la más mínima idea de cómo lo haremos pero reconozco la sonrisa en su boca, ambos hacemos un triple lutz para llegar al centro y reencontrarnos. Al fin estamos juntos y entonces con la última nota el me besa ligeramente.
Terminamos y salgo jadeante de la pista, no por la actuación cansada, sino por la confusión del beso de mi amigo ¿qué no se supone que él está con Shannon?, no debería de importarme en absoluto porque fuimos presas de las circunstancias sin embargo la mirada de reproche que me dirige Matt sólo me hace corroborar que todo ha salido mal.
—Oye Marc—titubeo y pienso que realmente no estoy diciendo nada pues él me ignora por completo—Marc, yo quería saber si tú…—me detengo y siento la garganta seca ¿desde cuándo le he ocultado algo a mi amigo? —…tú me besaste por que la situación lo requería ¿no es así? —comienzo a quitarme nerviosa los patines y ni siquiera le presto atención a la rutina de Matthew.
—Obviamente, bien sabes que salgo con tu amiga y no sería…
—No me des explicaciones por favor, sólo quería saber si sí o no y gracias—me volví a sentar en las gradas y pongo toda la atención del mundo en la parte final de la rutina de Matthew supongo que el que un ex campeón del patinaje en unas olimpiadas participe en las Estatales no significará ningún reto. Simplemente debo ser más positiva y pensar en que ganaré.
Ambos terminan su interpretación mientras yo no tengo ni la menor idea de lo que hicieron y todos los novatos se ponen de pie para aplaudir y apostaría a que si fuera una competencia la pista ya estaría infestada de peluches de felpa y de flores. Les sigo la corriente a todos para no desencajar y que note la instructora que no puse atención en nada.
—Listo chicos y chicas nuevos, esto es un poco de lo que aprenderán aquí así que espero verlos en todo lo que dure su curso, si quieren venir a practicar por más tiempo ya pasaremos a las diferentes escuelas a dar aviso de los cursos— avisó mientras todos se retiraban y sólo nos quedábamos los “mayores”
Me quedé sentada esperando a que Marc regresara de comprar agua en la tienda. Alguien se sentó junto a mí y estuve a punto de comenzar una plática con Marc si no fuese porque quien estaba sentado no era Marc, era Matthew Conors.
—Por favor, largo, no tengo ganas de hablar contigo—musité molesta mientras hacía un intento en vano de levantarme.
—Te esperas un momento por favor, ¿se puede saber por qué te ha besado Marc? —preguntó iracundo sin soltar mi brazo.
—Porque la situación lo requería y si me vas a montar una maldita escena de celos es mejor que te vayas, no estoy de humor para soportarlo.
—No son celos, ¿es que no lo ves? Él debería estar con tu amiga…ella misma me lo conto—respondió antes de que yo formulara la pregunta—…y mientras ella piensa que tiene a la mejor amiga del mundo ella está patinando y besando a su novio, wow, que gran amiga—externo de forma dramática mientras clavaba su hermosa mirada en mí.
—Si no estuvieras celoso no debería de importarte—respondí. Debía cambiar de táctica si quería que él comenzara a alejarse de mí.
—Tienes toda la razón pero sí, estoy celoso—admitió encogiéndose de hombros.
No me esperaba eso. Mi intención era que actuara como el Matt que conocí hace unas semanas.
—Pero no vengo a reclamar algo, de todas formas por el momento no estamos saliendo, en fin la instructora nos ha asignada a ti y a mí en equipo para ir a entregar los regalos—iba a reclamar en ese instante pero él levantó la mano para callarme—. Esto es tan desagradable para mi también así que no te quejes—se puso de pie y corrió hacia la oficina de la instructora, algo estaba planeando y por lo visto era en mi contra.
Me levanté de mi lugar y caminé a donde estaba Chelsea y su pareja para felicitarlos, realmente habían hecho una rutina magnífica.
—Hola Chels…Max, muchas felicidades fue maravilloso lo que hicieron—estreché la mano de Max y me di la vuelta con la intención de regresar a las gradas.
— ¿Y qué esperabas de nosotros entonces? —preguntó Chelsea con aire de grandeza, sabía que no debí ir a felicitarlos ni siquiera por amabilidad.
—Nada, la verdad no me imaginaba lo que podían hacer juntos porque normalmente sola eres mala Chelsea y todo el mundo lo sabe—dije dando la vuelta y observando cómo Chelsea enrojecía de ira.
—Entonces no sé en qué nivel estarás tu porque es patético que alguien malo siempre de derrote ¿no? Pero gracias por las felicitaciones de verdad que estás asumiendo tu papel de segundo lugar muy bien…—estuvo a punto de seguir con su discurso de humillación justo cuando entró la instructora.
—Chelsea a mi oficina ahora mismo—espetó irritada.
—Enseguida—bufó Chelsea con total molestia.
—Perdónala, estoy seguro que ella no quería decirte todo eso—excusó Max para hacerme sentir mejor.
Solté una carcajada. Pobre chico seguramente no tenía ni idea del pique que teníamos Chelsea y yo y no lo culpo, por lo general los escasos tres hombres que asisten al curso se mantienen alejados de las mujeres. Excepto Marc obviamente.
—No te preocupes Max, estoy segura de que ella tuvo toda la intención de herirme con esas palabras pero es su forma de decir “podrías vencerme en cualquier momento” nos llevamos así—me acerqué a él y apoyé mi mano sobre su hombro para animarlo un poco y para yo pedir disculpas por lo que había presenciado en ese instante.
—Gracias, por cierto Marc y tú no lo hacen nada mal espero que algún día podamos hacer pareja también, creo que eres muy buena en la pista Verónica—murmuró y pasó su brazo por mis hombros para llevarme hacia los casilleros.
Caminamos juntos hasta legar a nuestro destino para recoger nuestras cosas.
—Max ¿qué estás haciendo? —se escuchó la voz de un hombre furioso que no tardé en reconocer.
—Lo siento Max—susurré mientras nos separábamos.
Caminé totalmente recta y sin expresión alguna en el rostro hacia Matthew, ya había cruzado la línea.
Seguí derecho, lo tomé del brazo y tiré de él para llevarlo hacia afuera del recinto. Tenía tantas ganas de golpearlo tal y como lo hice con su nueva pareja pero el estar dentro de la escuela de patinaje me detuvo pues seguramente nos correrían de nuevo.
— ¿Qué demonios pretendes Matthew? De verdad que estoy harta de tu actitud en estos días.
— ¿Qué qué pretendo?, quiero cuidarte, ¡por amor de Dios! Jamás me había sentido así con respecto a alguien ¿sí?, cometí un error al creer que podría olvidarte si encontraba a alguien más pero es obvio que no, tu eres más que perfecta y sería aun más idiota si te dejo ir de nuevo. Y antes de que hables por favor dame otra oportunidad—terminé y estuve a punto de aceptar pero no podría hacerlo si él seguía con aquella mujer que seguramente era de su edad y más madura que yo ¿acaso no era obvio? Lo nuestro jamás funcionaría si él seguía así y menos si yo o lograba sanar esa herida.
—Matthew compréndelo…
— ¿Comprender qué Verónica? ¿Comprender que estoy aquí hablando con la mujer que amo y ni siquiera puedo tocarla, no puedo besarla y sólo logro ver cómo se aleja cada vez más de mi?, ¿es eso lo que quieres que comprenda? Porque carece de total sentido Verónica
No habría podido pronunciar palabra alguna aunque de eso dependiera mi vida. Si hablaba las lágrimas saldrían y comenzaría a balbucear y quería evitar eso. Me alejé unos pasos y estuve a punto de emprender mi carrera de regreso a casa o algún lugar donde él no pudiese encontrarme.
—No Verónica, estoy harto de quedarme sin respuestas y que huyas de esto, quiero saber qué es lo que piensas, lo que sientes cuando estás conmigo. Sólo quiero saberlo—y con eso hizo que comenzara a llorar y peor aún, que cayera en sus brazos llena de dolor.
— ¿Qué le has hecho Conors? —interrogó Marc acercándose a nosotros—. Por tu propio bien espero que no la hayas lastimado o que tu “amiga” no le haya hecho daño.
—No te preocupes…Marc quiero…estar sola…—logré articular entre sollozos—…déjanos—él se retiró obediente dejándonos a solas.
—Si te hice algo…—comenzó a disculparse Matt.
—No hiciste nada—me incorporé y tomé asiento en la orilla de la banqueta—. Pero no puedo aceptarte Matthew—fijé mi vista en un punto fijo del muro que estaba enfrente—, simplemente no pudo estar contigo, sólo quiero ser tu amiga—murmuré evitando a toda costa su mirada.
—Con eso me basta—me abrazó por la espalda y besó mi cabello—con eso es suficiente Verónica.

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